Este es el espacio virtual que comparte el grupo "En la Calle", formado por algunos otros grupos y personas que no son grupo, para encargarse de un punto esencial que no está en la agenda de ningún funcionario: las personas en situación de calle.
Algunos/as compartimos un plato o un abrigo, unas palabras, algún medicamento, información, con personas que se encuentran en esa instancia. Sabemos, que ninguna persona nace para vivir en la calle, y que entre todos/as algo podemos hacer, por eso nos juntamos y hacemos. Por ejemplo, la difusión y divulgación de un proyecto de ley presentado en la legislatura, que se ocupa de este sector desprotegido, pensada y puesta en palabras por compañeros/as que han atravesado por esa situación, y por otras que han ayudado.
También, creemos que hacer visible este conflicto social es muy necesario, y que en tal sentido no tenemos miedo ni reparos en "hacer política". Por lo que nos embarcamos en esta campaña para que no haya mas muertes en la calle, por frío, hambre, enfermedad, discriminación, a la que pueden sumarse quienes quieran participar.
Funcionamos en forma asamblearia y horizontal, y no estamos buscando votantes, buscamos soñadores que crean que la realidad puede ser transformada, para encontrarnos y realizar.
Lo imposible solo tarda un poco más

miércoles, 2 de junio de 2010

Barajar y dar de nuevo

Fotografia Walter Sangroni
Texto
Hugo Santa Ana


Ese mediodía de verano se empecinaba en afirmar que enero, finalmente, terminaría licuando el asfalto de la 9 de Julio. A la sombra de algunos árboles, Alcides y Juan jugaban a las cartas, mientras el intercambio de la bolsita con pegamento aliviaba el peso del aire cargado de gas de escape y los autos circulaban en un frenético ir y venir a la diaria rutina de la nada.

De pronto Alcides dejó de dar las cartas y le dijo a Juan:


- Andá, loco vos no sabés lo que es soñar, el otro día soñaba que me ponía las Niké, esas que me puse ayer para salir con la Yamila, y entonces me daba cuenta que podía pegar unos saltos grandes, pero grandes en serio. Fijate que en el sueño, después de hacerle un celular a una gorda, yo salía corriendo y pegaba una salto que me levantaba casi tan alto que cuando me doy con la bolsita... ¡¡¡ y saltaba la 9 de Julio!!! La saltaba enterita, sin escala, y de ahí, cagándome de risa, podía escuchar a la gorda gritando como loca y la yuta que me corría entre los autos, pero yo le mandaba otro salto, más alto todavía, y caía derechito, derechito atrás de la casilla del Mario que me estaba esperando con un par de birras ¿Qué te parece?


- Mira Alcides, le respondió Juan, vos tendrás esos sueños porque ya cumpliste los diez y sos más grande que yo pero igual me parece que te gano por afano porque ¿a que no sabes que soñé ayer? que mientras limpiaba el parabrisas de un auto… ¡¡¡ me volvía invisible!!! Yo los veía a los cosos pero ellos no me veían a mí. ¡No sabés que flash viejo! El dueño del auto se volvía como loco porque veía el trapito moviéndose solo por el parabrisas y no entendía lo que pasaba. Arrancó de golpe y casi se lleva puesto. Cuando me di cuenta que la gente no me veía empecé a divertirme como loco, no sabés, me metí en el baño de las mujeres del subte, me filtré en la concentración de Boca y hasta me senté en primera fila en el teatro que tiene los carteles grandes, donde aparecen las minas en bolas viste?


Con una mezcla entre duda e interés Alcides tomó el mazo de cartas y comentó sin dar demasiada importancia al sueño de Juan, tanto como para no quedar en desventaja:


- Me parece Juan que te la estás inventando para cagarme. Así que, invisible… Me estás jodiendo. ¿Pero sabés que estaría bueno eso? ¡Las jodas que podríamos hacer! podríamos llenarnos de guita y entrar en la farra grande. Podríamos meternos donde quisiéramos, ya no podrían sacarnos corriendo de todos lados como ahora


Mientras esos dos pibes aislados de todo, atrapados en un destino de sufrimiento que los obliga a crecer como ciudadanos de segunda y acusados por los “buenos vecinos” como culpables de la ola de inseguridad se contaban sus sueños, una señora que paseaba su perrito pasó cerca ellos pero no los vio. Otro señor, apurado porque le cerraban el banco y tenía que cambiar unos dólares, los miró pero tampoco los vio y un flaco conectado al MP3 que iba escuchando los 40 principales, casi se los lleva por delante, porque estaban pasando el top del ranking. Hasta el candidato político, que sonreía desde el cartel publicitario y prometía felicidad eterna, tampoco los vio.


- Dale sigamos Juan, dijo Alcides

- Y que querés hacer?

- Y qué vamos a hacer boludo, le respondió… ¡barajar y dar de nuevo!


Hugo Santa Ana

05/03/2009

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