Viernes, 18 de junio de 2010
SOCIEDAD
Por Irupe Tentorio
A lo largo del año pasado, un grupo de personas en situación de calle convirtió las ollas populares en cajas de resonancia de debates abiertos. Con la colaboración de un grupo de académicas, estas voces se plasmaron en un proyecto de ley –presentado en la Legislatura de Buenos Aires pero aún no tratado en el recinto– que busca atender a quienes forzosamente viven a la intemperie, no para paliar la urgencia, sino en busca de una inclusión efectiva.
Imagen: Juana Ghersa
Como una gran caja de resonancia se sostuvo este debate y esos deseos tomaron un formato conceptual. Para esto fue fundamental la participación de un equipo académico que –motu proprio– se interesó y se involucró. Paula Rosa, Claudia Neira, Griselda Palleres –socióloga, abogada y antropóloga– asistieron a las diferentes ollas populares, se detuvieron a escuchar, a reconocer y ante todo creyeron en este colectivo que tiene como bandera principal el emblema de que “la calle no es un lugar para vivir”.
¿Cómo nace Proyecto7?
Claudia Neira: –En abril del 2009 junto a integrantes de distintas ONG y organizaciones sociales comenzamos a juntarnos en diferentes puntos de la ciudad. En principio a debatir la problemática que atraviesan miles de personas en situación de calle o riesgo a la misma. Lo importante a destacar es que este proyecto se realizó junto a Alicia y Horacio que tuvieron que sobrevivir meses y años a la dureza de la calle.
Paula Rosa: –También es cierto que en el marco de investigación para llevar a cabo este proyecto de ley nos empapamos de diferentes leyes de otros países, pero la que más tuvimos como referente fue la ley que está vigente en Brasil, ya que ellos en este tema están mucho más adelantados que nosotros.
¿A qué se refieren con la expresión de “riesgo a la situación de calle”?
Griselda Palleres: –A aquellas personas o grupos que viven en un alojamiento dependiente del Estado local, o de alguna organización no gubernamental. También a quienes están fuera de la posibilidad de acceder a una vivienda digna. Intentamos que el proyecto abarque tres puntos generales e importantes: el área física, la social y legal.
¿Cuáles son las vulnerabilidades más destacables de vivir en la calle?
Alicia Audreozzi: –Por ejemplo cuando una persona está en la calle todos los derechos están vulnerados. Yo tuve la suerte de no ser agredida; pero es muy común que la mujer tenga que sumarse a algún grupo para obtener protección, lo que la obliga –tarde o temprano– a tener una suerte de pareja, que la lleva a no tener una libertad de movimientos y lamentablemente termina bajo el mando de su pareja o del grupo y ahí es donde la llaman “la mujer del rancho”. En el caso de Horacio fue diferente, a él lo que le sucedió es que perdió su trabajo de tapicero, que tenía en un bar, porque un día uno de sus jefes lo vio durmiendo en Congreso, indignante... pero real.
C. N.: –En este sentido se concluyó que este proyecto de ley tenía que tener como objetivo principal la defensa y restitución de los derechos de la ciudadanía de estas personas, lo que significa un paso adelante en la lucha por la igualdad y la inclusión de todos y todas.
¿Qué se solicita a través de este proyecto?
G. P.: –Continuidad del servicio que presta el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, es decir que los paradores y hogares que actualmente se ocupan de “contener” a las personas en situación de calle sean capacitadores de estas personas, con talleres, educación y servicio de salud. Digamos que estos lugares funcionen como espacios contenedores y no que expulsen como sucede actualmente.
Horacio Avila: –Y también el derecho a la ciudad, al uso del espacio público y a la identidad, ya que si una persona está indocumentada representan un límite al ejercicio de una ciudadanía plena e inclusiva. El mísero subsidio que te da el gobierno de la ciudad ayuda poco y nada. La primera vez que lo cobré lo primero que hice fue comprarme un desodorante, unas alpargatas, una remera, una crema de afeitar y una toalla de mano, ésas eran mis necesidades básicas, ya que hacía dos años que no tenía acceso a las mismas. Esta mala administración hace que a uno le cueste salir de ese circuito, pienso que si hubiera estado contenido por un sistema que tenga verdaderamente en cuenta la necesidad del otro, ese dinero hubiera rendido de otra manera.
¿Cómo es la asistencia que brinda el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires?
A. A.: –El vecino siempre se pregunta por qué la gente que está viviendo en la calle no acude a este servicio que brinda el gobierno, y la respuesta es simple: los paradores tienen un régimen carcelario, en el cual al ingresar el individuo cena, se baña, pasa la noche ahí y a las siete de la mañana tiene que volver a la calle... tuvimos compañeros que tuvieron un fuerte estado gripal, fiebre que no bajaba de los 40 grados y estos lugares no los asistieron.
P. R.: – Con el frío todos se alborotan, pero cada invierno hay más de cien personas que se mueren.
A. A.: –El plan de invierno que se impuso hace pocas semanas atrás es terrible, a Macri lo único que le interesa es invisibilizar a la gente indigente. Cuando inaugura un nuevo parador, lo primero que hace es sacar a la gente que está parando, le da unos pesos y le dice que para la fiesta no estén... eso es humillante.
¿Cómo es un día viviendo en la calle?
A. A.: –A veces desayunás, si tenés trabajo trabajás, los que no tienen trabajo se refugian en algún lugar donde puedan pasar un poco el tiempo. Una manera de matar el tiempo es buscando ropa o alguna changa hasta que finalmente se hace la hora de buscar la cena.
¿Cómo es la inserción laboral? ¿Es posible?
A. A.: –Si no conseguís trabajo enseguida, es muy difícil salir, quedás en el circuito, te cristalizás.
C. N.: –Es que el circuito actual está hecho para perpetuar en la calle. Por ejemplo, los horarios que ofrecen los paradores no son compatibles con muchos horarios laborales. En la actualidad no hay una política pública que a las personas les permita insertarse en la vida dignamente.
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